2.25.2010

Risotto

Un trago más y las lágrimas habrían brotado. Una palabra más y el alma se habría quebrado para siempre. Una mirada más y quedar ciego para siempre.
Jugaría con la mancha de vino que decoraba el mantel pero sus dedos no aciertan a tocar con seguridad cada centímetro.
Largas caladas al Malboro evitando cruzarse con sus ojos azules. Saben algo. Su boca no dice nada.

Las palabras se balanceron durante los diferentes asaltos. Él solo aguantaría hasta el quinto. Toalla al viento para evitar tocar las baldosas del restaurante.

¿Qué manos habrían conocido aquellos guantes que tan dulcemente ella se colocaba? Manos seguían golpeando su rostro después del combate. Sangre coagulada. No quiere salir y llenar todo de rojo. Les gustaba el rojo para la casa.

Al fin una boca se abre:

-No sé si alguna vez te tuve entre mis brazos.
-Yo sigo sin despegar los míos de tu Recuerdo.

No hay comentarios: