2.14.2010

El piano

Desde mi pequeño rincón puedo ver toda la habitación. Cada esquina guarda lo que tiene que guardar una esquina: tiempo pasado, polvo de recuerdos, sueños en rabo de nube.
Y cuando apenas entra luz blanca por la ventana y suena una voz que no logro identificar, pienso en qué hacer con El piano que se encuentra en una de estas esquinas. El piano sujeta y decora una pared. Silencioso compañero nocturno obligado a finalizar sus días como pieza de museo. Silenciado por falta de vocación juvenil. En ocasiones abro su tapa y le dejo escapar pequeñas notas de recuerdos de atardeceres de principios del siglo XX cuando él era el príncipe. Pobre.
Hay noches que se remueve e intenta avanzar torpemente sin dirección y es cuando le hablo y dialogamos sobre cómo hemos acabado los dos decorando esquinas de una habitación con vistas a un mar de nieve.

No hay comentarios: