El sabor de las palabras ha vuelto a mi vida, el agradable aroma de pasar la página y el inconfundible tacto de lo dicho y leído.
Se han vuelto a abrir los verbos para poner delante de mis ojos y de mis dedos un puñado de legibles posibilidades.
Todas las descripciones y ficciones sembradas en el apacible huerto de un libro.
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